lunes, 20 de mayo de 2013

Cuestiones Urbanas: Rubik, élites y otros encajes.



Que el mundo está cambiando es innegable, y que la globalización ha producido desigualdades territoriales y sociales es un hecho, pero esta nueva realidad no ha surgido de repente. Desde que el hombre puebla la tierra, han existido expansiones económicas y culturales de grupos ambiciosos, que han invadido nuevos territorios e iniciado procesos de mundialización: el imperio romano se hizo dueño del mediterráneo, el islam se expandió por europa y asia, españoles y portugueses se repartieron el mundo, y la compañía de Indias se convirtió en una empresa transnacional que llegó a gobernar un territorio. Los mapa-mundi han sido el reflejo de las ambiciones de cada época, y las fronteras, líneas divisorias en continua redefinición. El territorio ha sido y es, cuestión de intereses económicos y políticos.

Para comprender las relaciones de poder en ese mapa parcelado, se establecieron dualidades y el mundo se dividió en: conocido y desconocido, cristiano y musulmán, capitalista y comunista, primer mundo y tercer mundo, o más recientemente en países avanzados y países emergentes. Cada una de estas dualidades establece diferencias entre el nosotros y los otros, y asocia a cada lugar una identidad cultural específica. Lugar, cultura y sociedad forman identidades.


La brecha existente entre intereses territoriales e identidades sociales es, el lugar donde se desarrolla la planificación espacial, un campo de lucha entre las élites de cada una de las esferas que componen la sociedad: económica, política, social y cultural; y que se agrupan en dos áreas claramente diferenciadas: Intereses e Identidades.




Entre los diferentes campos y élites se realizan intercambios, pactos que afectan al diseño espacial, pero cada una de estas esferas posee códigos propios, no compartidos por el resto, que dificultan la obtención de acuerdos. 



En esta época de tránsito, cada una de las élites busca una respuesta al cambio, dentro sus propios valores y códigos. Aparecen antiguos y nuevos conceptos, planteados fuera del tradicional equilibrio de poderes, y debates periféricos que deben incorporarse a la cuestión espacial.


Estos y otros conceptos que utilizamos en el debate urbano, empiezan a diseñar un nuevo equilibrio intereses-identidades desde la escala local a la global, pero no en todos los niveles es posible establecer relaciones entre todas las esferas de la sociedad. A nivel local encontramos todas las élites y es por esto que el interés se ha centrado en las ciudades, pero a medida que ascendemos, desaparecen las identidades para dejar un espacio exclusivo de intereses.



La cuestión urbana no reside en formular una ecuación que aporte la solución, sino en pactar un nuevo equilibrio social.  Este nuevo equilibrio ya no será dual ni estático, se trata de un equilibrio dinámico entre múltiples factores a diferentes escalas. La cuestión no es encontrar una solución, sino pactar nuevos acuerdos sociales.

Las cuestiones planteadas se basan en el texto: "Élites y ciudadanía societaria: una teoría relacional del pluralismo postmoderno." Manuel Herrera Gómez. Universidad de Granada.

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