Llevo tiempo pensando sobre el futuro de Valencia, la ciudad en la que vivo y, después de ver estadísticas, planos, estudios prospectivos y otros documentos parecidos, me doy cuenta de que es jugar a ser adivino además de estar alejándome de un concepto que siempre he defendido: "la ciudad no es un ente autónomo". Partiendo de este punto, amplío los límites de la ciudad física e imagino un probable territorio funcional en el que se desarrollará la vida diaria de la Valencia del 2045, un nuevo espacio que no es ciudad, región, provincia ni autonomía. La Valencia del 2045 es parte de la franja costera que discurre desde Sagunto hasta Almería, paisaje, clima e historias paralelas que vuelcan al Mediterráneo.
¿Por qué estos límites?
1- La
Cuestión energética será fundamental en estas fechas y el territorio descrito queda limitado por dos puntos de suministro de gas: al norte
SAGGAS -planta de regasificación de Sagunto- y al sur
MEDGAZ -gaseoducto submarino Argelia Europa-
2- Existe
una identidad común, más allá de los regionalismos nacidos, en el siglo XIX, al amparo de la ideología republicano-federal. Historicamente ha sido lugar de convivencia entre las diferentes culturas que han poblado el mediteraneo, y en la actualidad se han sumado holandeses, alemanes e ingleses que llegaron en busca de un lugar donde vivir bien. Una población multicultural en busca de un tiempo común.
3- Sumando la población de todas las áreas urbanas integradas en este espacio, obtenemos una población similar a la del área urbana de Barcelona, lo que permite realizar comparativas a escala de "ciudades globales", el ranking de la primera división planetaria.
Porque el tamaño si importa.
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